LA CIRCULACIÓN SANGUÍNEA EN LOS MAYORES

LA CIRCULACIÓN SANGUÍNEA EN LOS MAYORES

La circulación sanguínea es un aspecto fundamental de la salud. Una buena circulación de la sangre es vital para mantener la vitalidad.

A medida que envejecemos, es normal que la circulación sanguínea se vea afectada.

Una mala circulación puede tener efectos negativos en la salud, como la aparición de várices, la retención de líquidos, la aparición de úlceras en las piernas y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Algunos síntomas de mala circulación

Sensación de frío en las extremidades: las manos y los pies pueden sentirse fríos, incluso en condiciones cálidas.

Hinchazón: puede haber hinchazón en las piernas, tobillos y pies debido a la acumulación de líquido.

Fatiga: la falta de flujo sanguíneo adecuado puede hacer que los músculos se fatiguen más fácilmente.

Entumecimiento u hormigueo: la falta de irrigación sanguínea puede provocar sensaciones de entumecimiento o hormigueo en las extremidades.

Cambios en la piel: piel seca, descamación, decoloración o úlceras, también pueden desarrollarse debido a la mala circulación.

Dolor: dolores y calambres en las piernas, especialmente durante la actividad física o después de estar de pie durante períodos prolongados.

Lentitud en la cicatrización de heridas: la mala circulación puede dificultar la capacidad del cuerpo para curar las heridas.

Las consecuencias de una mala circulación pueden ser graves si no se tratan adecuadamente.

Para mejorar la circulación sanguínea en personas mayores, es importante seguir una serie de consejos:

  • Mantenerse activo: el ejercicio regular, aunque sea de baja intensidad, estimula la circulación sanguínea y fortalece el corazón. Realizar ejercicio como, caminar, nadar o montar en bicicleta, puede ayudar a mejorar la circulación sanguínea y fortalecer el sistema cardiovascular.
  • Seguir una dieta saludable: consumir alimentos ricos en antioxidantes, como frutas y verduras, puede ayudar a mejorar la circulación sanguínea y reducir la inflamación en los vasos sanguíneos.
  • Hidratarse adecuadamente: la deshidratación puede contribuir a la mala circulación. Beber suficiente agua durante el día es fundamental para mantener el volumen sanguíneo y facilitar el transporte de nutrientes.
  • Controlar la presión arterial y el colesterol: mantener la presión arterial y los niveles de colesterol bajo control reduce el riesgo de desarrollar problemas circulatorios y enfermedades cardiovasculares.
  • Practicar técnicas de relajación: el estrés crónico puede afectar negativamente la circulación. La meditación, la respiración profunda y otras técnicas de relajación pueden ayudar a reducir el estrés y mejorar la circulación.
  • Evitar el tabaco y el alcohol: el tabaco y el alcohol tienen efectos negativos en la circulación sanguínea, por lo que es importante evitar su consumo.
  • Mantener un peso saludable: el sobrepeso y la obesidad pueden dificultar la circulación sanguínea, por lo que es importante mantener un peso saludable a través de una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio.
  • Elevar las piernas: si se pasan largos períodos de tiempo de pie o sentado, es recomendable elevar las piernas para facilitar el retorno de la sangre y mejorar la circulación sanguínea.

En resumen, cuidar la circulación sanguínea en personas mayores es fundamental para mantener una buena salud y prevenir enfermedades cardiovasculares. Siguiendo estos consejos y manteniendo hábitos de vida saludables, es posible mejorar la circulación sanguínea y disfrutar de una vida más activa y plena en la edad avanzada.

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