El uso de mascarillas, de gel hidroalcohólico y el lavado frecuente de manos, son hábitos que forman parte de nuestra rutina como consecuencia de la pandemia.
Una de las principales consecuencias de estos nuevos hábitos es el aumento de las afecciones en la piel.
La utilización continuada de mascarillas puede llevarnos a la aparición de problemas cutáneos, como enrojecimiento en zonas de contacto con la mascarilla.
De igual modo, puede producirse la aparición de acné localizado, rosácea, etc en el contorno de la boca y en la barbilla.
En cualquier caso, se recomienda una correcta limpieza e hidratación de la piel.
También es importante minimizar las agresiones que pueden provocar, algunos cosméticos o maquillajes.
De este modo, la transpirabilidad natural de la piel, junto con una buena hidratación y reparación, son elementos esenciales para mantener la piel en unas condiciones óptimas, aún así si vemos que los problemas persisten, sería conveniente acudir al dermatólogo para que nos diagnostique y evalúe de manera individualizada.
Otro de los problemas derivado de un uso excesivo de las mascarillas puede ser la acumulación de bacterias y microorganismos, la inhalación continuada de los microbios acumulados en las mascarillas puede predisponer a padecer infecciones del tracto respiratorio, incluyendo una neumonía bacteriana o vírica.
En este sentido, gran parte de las bacterias presentes en la boca o en las vías respiratorias superiores que, en condiciones normales no causarían ningún problema, pueden acabar produciendo infecciones en las vías respiratorias inferiores.
Por otro lado, en algunas personas pueden aparecer irritaciones en las orejas derivadas del roce producido por las gomas de las mascarillas. En este caso se recomienda la utilización de las tiras especiales que se colocan sobre la nuca y que permiten la colocación de la mascarilla sin afectar a la zona auricular.
Finalmente, un uso incorrecto en la colocación de la mascarilla también puede acarrear riesgos para la salud.
Si la mascarilla no cubre la nariz y la boca, ésta puede dejar de ser eficaz. De igual modo, la utilización de mascarillas no homologadas puede determinar que la mascarilla no sea eficaz y no cumpla la finalidad para la que se está utilizando.
El lavado constante de manos es otra de las medidas higiénicas más recomendadas para contener la propagación del virus, por lo que, si seguimos esas indicaciones acabaremos el día habiéndonos lavado las manos un número importante de veces. En este sentido, hay que tener en cuenta que los detergentes presentes en los jabones y el alcohol de los geles pueden eliminar la barrera ácido-grasa de la piel, creando rojeces, picor o grietas en las manos.
Por ello, se recomienda la utilización de geles sin jabón, que pueden eliminar los virus sin dañar la piel. Otras recomendaciones para preservar la piel en condiciones óptimas pueden ser secar la piel con papel absorbente, evitando frotar las manos con toallas agresivas u otros materiales irritativos y aplicar una crema de manos hidratante después de la limpieza.
Si seguimos estas pequeñas recomendaciones, es probable que nuestra piel y nuestra salud en general sufra menos los efectos más adversos de esta nueva rutina.