Dormir bien es una de las claves para mantener la salud física y mental a cualquier edad, pero en las personas mayores cobra todavía más importancia. Sin embargo, a partir de los 70 años el sueño puede cambiar: cuesta más conciliarlo, se interrumpe con frecuencia y a veces incluso desaparece el descanso profundo que el cuerpo tanto necesita.
No dormir bien no solo genera cansancio. También puede afectar a la memoria, al estado de ánimo, al apetito y hasta la movilidad. Por eso, entender cómo mejorar el sueño en personas mayores es fundamental para cuidar su bienestar diario.
En este artículo te contamos por qué cambia el sueño con la edad y qué trucos puedes aplicar para ayudar a una persona mayor a dormir mejor y despertar con energía y buen ánimo.
Por qué les cuesta dormir bien a las personas mayores
A medida que pasan los años, el cuerpo experimenta muchos cambios, y el sueño no es la excepción. Lo que antes era una noche completa de descanso, ahora puede convertirse en varias horas de desvelo o despertares continuos.
Esto ocurre por varias razones naturales.
Cambios en el reloj biológico. Con la edad, el cuerpo produce menos melatonina, la hormona que regula el sueño. Por eso, las personas mayores suelen dormirse y despertarse más temprano.
Menor actividad física. Moverse poco o pasar muchas horas dentro de casa puede alterar los ciclos del sueño.
Problemas de salud o dolor. Enfermedades como la artritis, el reflujo o problemas respiratorios pueden interrumpir el sueño constantemente.
Medicamentos. Algunos tratamientos para la presión, el corazón o el sistema nervioso pueden causar insomnio o somnolencia diurna.
Estrés o soledad. La falta de compañía o las preocupaciones también influyen en la calidad del descanso.
Dormir mal no es solo “algo normal de la edad”. Si una persona mayor no descansa bien durante varios días seguidos, hay que prestarle atención. El insomnio puede aumentar el riesgo de caídas, afectar la memoria y provocar irritabilidad o desánimo.
Por eso, ayudar a los mayores a dormir es una necesidad.
Recomendaciones para mejorar el descanso en personas mayores
Con algunos cambios sencillos en la rutina y el entorno, es posible mejorar mucho la calidad del sueño. Aquí os dejamos algunas recomendaciones que se pueden poner en marcha desde hoy mismo.
Mantener una rutina estable
Irse a la cama y levantarse todos los días a la misma hora ayuda a que el cuerpo recupere su ritmo natural. Es importante que la persona mayor evite dormir demasiado durante el día, ya que esto puede dificultar el descanso nocturno. Si necesita descansar, una siesta corta de 20 o 30 minutos es suficiente. Lo ideal es hacerlo después de comer y no más tarde de las 4 de la tarde.
Moverse y recibir luz natural
El movimiento diario mejora la circulación, el ánimo y, por supuesto, el sueño. Una caminata por la mañana o ejercicios suaves como estiramientos o yoga para mayores pueden marcar la diferencia. Además, la luz del sol ayuda a regular el reloj biológico, así que abrir las persianas y salir al aire libre al menos media hora al día es un hábito muy recomendable.
Crear un ambiente tranquilo
El dormitorio debe ser un espacio cómodo, silencioso y oscuro. Una buena temperatura (ni frío ni calor) también ayuda. Si el ruido es un problema, los tapones o un pequeño sonido de fondo, como música suave o el murmullo de la radio, pueden ser útiles. Otro punto importante: el colchón y la almohada deben ser adecuados para el cuerpo de la persona mayor. Si están hundidos o incómodos, es hora de renovarlos.
Cuidar la alimentación y las bebidas
Cenar ligero, evitar comidas copiosas y no abusar del café o el té por la tarde son pequeños cambios con gran impacto. Una taza de leche tibia o una infusión relajante, como tila o manzanilla antes de dormir puede ayudar a calmar el cuerpo y la mente.
Desconectar antes de dormir
Ver la televisión o usar el móvil justo antes de acostarse puede alterar el sueño. La luz azul de las pantallas engaña al cerebro y le hace creer que aún es de día. Lo ideal es apagar dispositivos una hora antes de dormir y dedicar ese tiempo a actividades relajantes: leer, escuchar música tranquila o simplemente charlar.
Cuidar el bienestar emocional
El insomnio muchas veces está relacionado con la ansiedad, la tristeza o la soledad. Hablar, escuchar y acompañar es tan importante como cualquier medicamento o rutina. El bienestar emocional influye directamente en el sueño, y sentir apoyo y cariño puede ser el mejor calmante para la mente.
Buscar apoyo profesional
Si después de aplicar estos hábitos la persona sigue sin dormir bien, conviene consultar con su médico. A veces el problema está relacionado con la medicación o alguna enfermedad que necesita atención.
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