El verano trae consigo días más largos, mucho sol, calor… ¡y también ciertos riesgos para la salud, sobre todo en las personas mayores! Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta en esta época del año es cuidar la alimentación. Comer bien e hidratarse correctamente puede marcar una gran diferencia en el bienestar de nuestros mayores.
En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre cuidar la alimentación de las personas mayores en verano. Consejos prácticos, qué alimentos incluir, qué evitar y cómo mantenerlos sanos y felices durante los meses más calurosos del año.
¿Por qué es tan importante cuidar la alimentación de nuestros mayores en verano?
Las personas mayores tienen un sistema más vulnerable al calor. Su sensación de sed disminuye con la edad, lo que puede llevar a una deshidratación sin que se den cuenta. Además, su digestión es más lenta, y algunos tienen problemas para masticar o falta de apetito. Por eso, en verano es fundamental adaptar su dieta para que sea más ligera, nutritiva, fácil de digerir y rica en líquidos.
Claves para una buena alimentación en personas mayores durante el verano
Aquí te dejamos una serie de recomendaciones esenciales que puedes aplicar desde hoy mismo:
Hidratación, lo primero
Parece obvio, pero muchas veces se pasa por alto. Una persona mayor debe beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día, aunque no tenga sed. Puedes ofrecérsela en forma de:
- Agua natural (la mejor opción)
- Infusiones frías sin azúcar
- Caldos suaves (mejor si son caseros)
- Zumos naturales diluidos en agua
- Gelatinas caseras sin azúcar
Evita las bebidas con cafeína, alcohol o demasiado azúcar, ya que pueden aumentar la deshidratación.
Comidas ligeras y frecuentes
En lugar de comidas abundantes, es mejor optar por varias raciones pequeñas a lo largo del día. Esto facilita la digestión y ayuda a mantener el apetito activo. Las comidas copiosas pueden provocar somnolencia, digestiones pesadas e incluso malestar en días muy calurosos.
Más frutas y verduras frescas
Son ricas en agua, vitaminas y minerales, y además, ¡son refrescantes! Algunas de las mejores opciones para el verano son:
- Sandía
- Melón
- Naranja
- Uvas (sin pepitas)
- Tomate
- Pepino
- Calabacín
- Zanahoria rallada
Puedes preparar ensaladas variadas, batidos o servir la fruta como postre o merienda.
Proteínas suaves y fáciles de digerir
Las proteínas siguen siendo necesarias, pero conviene elegir opciones más ligeras en verano:
- Pollo cocido o a la plancha
- Pavo
- Pescado blanco (merluza, lenguado, bacalao)
- Huevos cocidos
- Legumbres cocidas en ensalada (lentejas, garbanzos)
Evita frituras y guisos pesados. Mejor al vapor, hervido o a la plancha.
Grasas saludables en su justa medida
Aunque no se trata de eliminar las grasas, sí hay que elegir las más saludables:
- Aceite de oliva virgen extra (en crudo)
- Aguacate
- Frutos secos triturados o en crema (sin sal ni azúcar)
Evita embutidos grasos, mantequillas y salsas industriales.
Cuidado con los postres industriales
En verano apetecen los helados, pero los que venden en supermercados suelen tener demasiado azúcar, grasa y aditivos. Opta por alternativas más sanas:
- Helado de yogur natural con frutas
- Granizados caseros
- Gelatina con fruta
- Macedonia de frutas frescas
¿Qué alimentos debemos evitar?
Tan importante como saber qué deben comer, es saber qué no es recomendable:
- Platos muy salados (sopas en sobre, embutidos, comida precocinada)
- Fritos y rebozados
- Alimentos con mucha azúcar (bollería, refrescos, postres industriales)
- Carnes muy grasas o procesadas
- Alcohol
Estos alimentos no solo dificultan la digestión, sino que también favorecen la deshidratación y los desequilibrios nutricionales.
Aquí van algunos trucos sencillos para que el día a día en verano sea más llevadero:
- Ten siempre agua a la vista, en botellas pequeñas o jarras. A veces solo necesitan verla para recordar que deben beber.
- Prepara platos fríos y atractivos, como ensaladas o brochetas de fruta.
- Cocina por la mañana temprano o por la noche, cuando hace menos calor.
- No obligues a comer si no tienen hambre, pero ofrece pequeñas raciones varias veces al día.
- Evita comer fuera en las horas de más calor y en sitios sin ventilación.
Ante cualquier duda, consulta siempre con su médico o con un especialista en nutrición.
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