La sociedad ha cambiado y por tanto, ahora en las familias se generan problemas que antes no existían.
En el pasado cuando los padres o familiares dependientes necesitaban ayuda, se les acogía en casa y normalmente era la mujer la que se hacía cargo de la persona dependiente y de sus cuidados.
Actualmente por necesidades de trabajo u otras situaciones, las familias en muchos casos están demográficamente alejadas y las mujeres que antes eran las cuidadoras, ahora están incorporadas al mundo laboral, imposibilitando el cuidado y atención de nuestros mayores.
Debido a los avances en la medicina, la alimentación e higiene, la esperanza de vida en España, ha aumentado desde 1.998 a 2018, pasando de 75,4 a 80,5 años en los hombres y de 82,3 a 85,9 años en las mujeres. Esto no significa que se llegue al final de la vida en perfectas condiciones, en la mayoría de los casos, se llega con infinidad de limitaciones tanto físicas como cognitivas.
No es tarea fácil hacer entender a nuestros mayores que necesitan ayuda. En nuestro centro a diario nos llegan casos de hijos agobiados con el dilema de que su padre o madre necesita ayuda pero son muy reacios y en muchos casos se niegan en rotundo a obtenerla.
Nosotros siempre les aconsejamos que se sienten tranquilamente a charlar con ellos y aborden la situación de forma natural, desde la cercanía y la empatía, que les hagan partícipes en todo momento y que sobre todo escuchen su opinión.
Hay que hacerles ver que una persona de apoyo puede ser de gran ayuda. Tener a alguien a su lado que supervise su día a día les hará sentirse más protegidos y conforme vayan pasando los días ellos empezarán a coger confianza con el cuidador. Es muy importante que la decisión no sea impuesta, simplemente se les puede animar a probar si con la persona a su lado se encuentran mejor. En la mayoría de los casos esa persona acaba convirtiéndose en parte de su vida.
Contar con una persona de referencia que supervise el día a día de nuestro familiar dependiente, ayuda tanto física como emocionalmente a los hijos que por diferentes circunstancias no pueden hacerse cargo o no pueden todo lo que les gustaría. Nuestras auxiliares controlan la medicación que deben tomar, realizan menús variados y adecuados a su estado de salud y prescripción médica, hacen la compra, se encargan de la limpieza y el mantenimiento del hogar, del aseo e higiene personal, de la estimulación, etc.
En este momento en el que nos encontramos es muy importante que nuestros mayores no se sientan solos, por tanto nosotros nos ocupamos de todo